Por Harumi Puertos
Hemos caminado un largo trayecto desde que internamente decidimos transitar el camino espiritual. Hemos logrado armonizar y trascender tantas cosas que nos sorprende nuestro propio avance y aún con ello, a estas alturas, es posible que en ocasiones, nos sintamos fuera de lugar o con nuestros asuntos estancados.
Niños, adolescentes y adultos con energías violeta, índigo o cristal, conscientes de quienes son y de su lugar en el mundo, armonizados y ayudando a armonizar a los demás, parecía que ya nos manifestábamos con mucho karma, pero nos damos cuenta que siguen apareciendo asuntos de karma.
Lo que antes se pensaba que era muy lejano, ahora ya es parte de nuestra vida cotidiana. Cualidades intuitivas y hasta psíquicas dejaron de formar parte de fenómenos aislados, para hacerse parte de nuestra vida diaria. Somos más sensibles y perceptivos, tanto, que nos hemos vuelto más vulnerables y con miedos que antes no conocíamos. A pesar de conocer el sentido de Unidad, seguimos fragmentados. Y a pesar de que sabemos no debemos juzgar, continuamos enredados en el juego de la dualidad.
Seguimos a la defensiva a pesar de que sabemos que el amor es el mejor escudo de protección. Y a pesar de conectar con nuestros dones, nuestras cualidades y llevar un avance en nuestra conexión espiritual, todavía seguimos sosteniendo conflictos en lo económico, lo físico o lo material. Pareciera que hay una estrecha comunicación con lo espiritual, pero no se ha podido enraizar a tierra. Muchos seguimos volando en las inmensidades del Universo justificando nuestro déficit de atención en lugar de conectar con el aquí y el ahora. ¿es posible establecer un equilibrio entre el cielo y la tierra? Si no nos manejamos bien en tierra ¿es posible hacerlo en otros planos? ¿Es posible que por intentar ser “mas espirituales” nos estemos desconectando de nuestra naturaleza humana?.
Hemos aprendido a contactar con ángeles y guías pero nos hemos olvidado de conectar con nuestra propia voz interior, hemos desarrollado altos niveles de intuición y percepción, pero nos hemos desconectado de nuestros impulsos y nuestros instintos humanos.
Tal vez haga falta regresar un poquito hacia atrás para lograr un equilibrio entre lo físico y lo espiritual, entre nuestra esencia álmica y nuestra naturaleza humana, entre nuestra conexión con Dios y nuestra conexión con la Tierra, entre nuestro corazón y el corazón del Universo.